martes, 23 de diciembre de 2008

Bodegones de Buenos Aires.




Qué placer! aquí se llaman rabas y están buenísimas, son los calamares a la romana. El secreto es comerlos acompañados de una botella de cerveza Quilmes en una terraza cuando esté bajando el sol. La cerveza bien podría ser otra...lo sé...es para que suene argentino. Miro las mesas más cercanas y descubro que como en cualquier paradero porteño también hay milanesas con papas, simple, delicioso y encantador.
Me han regalado este libro y en el Gijón inicié el siguiente reto personal: ir a cada uno de los treinta bodegones que tiene a bien recomendar este señor, Pietro Sorba.
Me parece que valdrá la pena la tourne, me quedan 29 escalas...¡es el primer propósito del 2009!

El Gijón está aquí en el barrio, en Montserrat,
Chile al 1402.

lunes, 22 de diciembre de 2008

¿Insumisión = Mala educación?

Y que me dice "que los mexicanos decimos por favor y gracias que porque somos más sumisos..."
"Que la gente es así acá...porque hacen valer sus derechos..."

¿y por eso no dirán ni por favor ni gracias?

lunes, 15 de diciembre de 2008

Los sísmicos

La otra noche en el balcón de una casa muy mona descubrí otro apartado que separa a los porteños del resto de algunos latinoamericanos: "ser o no sísmico".

En esta esquina una limeña que pudo haber volcado su melena hacia afuera del séptimo piso para que cualquier invitado trepara por ella nos contaba como el edificio donde vive en Perú, enloqueció con el último temblor que sacudió aquellas tierras. Su compañero que vive en alguna coordenada de California, a la vera de la falla de San Andrés contaba también lo suyo...yo no tuve que darme cuerda....Mientras tanto un chico porteño escuchaba muy atento, en sus gestos adiviné el asombro fantástico que le producían las anécdotas. Nos miraba e intuyo que pensaba que semejante desorden sólo nos podía pasar a nosotros -no porteños- surgidos de latitudes lejanas y exuberantes donde la tierra se atreve a moverse sin previo aviso, ¡qué falta de respeto! lo que se declara oficialmente sin vida no tiene porque moverse por si mismo.
A partir de sus comentarios descubrí lo lejano que le resultaba todo aquello, la distancia que trazaba su mirada asombrada, la idea de que la tierra se sacuda encabronada y sin sentido le parecía una historia exótica que sólo podría ocurrir en un cuento de Márquez y a nosotros.
La chica del pelo taaaaaaaaan largo remató contando como aquella vez del último temblor salió corriendo de su casa con la toalla en la mano, porque el movimiento la pilló mientras se duchaba.
Supongo que el chico desistió en seguir imaginandose eso de que la tierra tiene rajas y de repente se abre...su mirada se clavó en la nada y fue evidente que prefirío concentrarse en la imagen de aquella mujer corriendo por algún portal de Lima desnuda, asustada y a medio duchar antes que pensar en terremotos.

viernes, 12 de diciembre de 2008