Encontrarse con él es distinto a enfrentarte con cualquiera de los que han sido los grandes amores de tu vida, él es especial y sabes que siempre podrías recaer. Así que los nervios son muchos.
Busco mis mejores galas y me planto ante él después de varios años, quiero impresionarle, quiero que vea lo delgada que estoy y lo guapa que me siento... pero como siempre es él el que consigue impresionarme a mi. Está muy cambiado. Yo le quería demostrar que me siento mejor que nunca y que lo tengo superado, pero no se lo cree. Ni yo. Descubro ahora lo mucho que lo extraño.
Pero el amor es así, sé que no puedo estar con él...sé que me dejo llevar por su ritmo y pierdo el rumbo. (Aunque ahora se queja de que le han cortado mucho las alas) yo le veo genial y divertido como siempre. Fui yo quien lo dejo, le dije que necesitaba crecer y que si lo conseguía quizá algún día volvería.
Mientras tanto lo disfruto como nunca, Madrid...cómo me gustas.
martes, 10 de marzo de 2009
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2 comentarios:
Haces bien... Como que de repente estas tormentas emocionales le dan un sabor agridulce a la vida. La mueven un poco para... para... pues no sé para qué, pero te la mueven. Saludos. Un beso y abrazo!
Ay, Mari! Yo también lo exraño... Disfrútalo mucho. Ye mando besos,
lagabacha.
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