martes, 23 de junio de 2009

No hay tiempo para descubrirla entera...


La puerta

El hotel.

En Montevideo parece que hay mar de verdad y se comen pimientos rojos asados en el mercado del puerto; si te pides un café expreso, te traen uno con leche, así que si lo quieres con leche, lo mejor es pedirlo cortado. Hay morcillas deliciosas con nuez y tal cual me contaron casi todos toman mate, el termo lo llevan abrazado o colgado. Hay una plaza que atesora candados cerrados oxidados que garantipor lo menos todo un invierno. La ciudad es húmeda como cualquier ciudad que tenga marineros que huelen a alcohol, los de vi escuchaban cumbia, mientras las gruas del puerto elevaban sus garfios para arañar las nubes.
Me encanta hacer viajes tan cortos que me permiten quedarme solo con lo superficial y las mejores impresiones, no hay tiempo para descubrir que no es maravilloso, pero sobre todo, lo que más atesoro son esas fotos apuradas que solo te regala la estancia de un único fin de semana.

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